Un político persigue, como todo el mundo, sus propios objetivos; con la particularidad de que en su caso esconde, más o menos conscientemente, esta realidad detrás de la máscara del “bien público”.
¡Cuánta ingenuidad! Necesitan ser muy superficiales para ignorar este hecho tan patente a cualquiera que posea una apropiada sensibilidad.
Si el político es consciente de su máscara, entonces será un gran político; llegará a obtener suficiente poder como para imponer sus decisiones. Quizá sea maquiavélico y así tendrá alguna probabilidad de convertirse en un político excepcional.
Nada grande se origina en la grandeza, sino más bien en lo más despreciado por los prejuicios y la carencia de auto-escrutinio de la mayoría.
Cuando un político no tiene consciencia del mecanismo con que se define su obrar, es decir, que falsifica su propio interés haciéndolo pasar por el interés común, más evidente es para la gente a la que pretende representar esta falsedad de su acción y discurso, y por lo tanto tanto menos éxito tendrá como político.
Contra más clara sea su consciencia de su propia falsedad, contra más hipócrita sea, tanto más éxito alcanzará. Una vez alcanzado el poder, ahora sí podrá decidir el sentido de sus acciones y quizá canalizar a través suyo el interés de la comunidad; pero sólo a partir de este momento, después de asentarse en la cúspide de su poder.
Aquellos que se dedican a trabajar el “bien común”, los que se sacrifican, quizá sean seres extraordinarios que se avergüenzan de serlo, y por eso se convierten en herramientas de la mayoría para poder redimirse.
Vemos que el condicionamiento de nuestra educación nos impide ver en nosotros mismos aspectos de la existencia que han sido valorados negativamente (por ejemplo el egoísmo, el engaño, el deseo, etc.), nos lleva hacia el fracaso, sea en la forma de debilidad, o en lo opuesto, como criminalidad.
Las “buenas personas” se engañan a sí mismas.
Otra característica de un político es su instinto para medir las lealtades. En toda interacción con otros formulará pruebas para verificar, establecer, reafirmar, comprobar y estimar fidelidades. Su infalibilidad en este talento determinará las posibilidades de su éxito.